Título: Nunca es Tarde para Morir.
Autor: Pablo Palazuelo.
Editorial: Independiente.
Cinco amigos nos dan cita el día de hoy para esta reseña, el
libro nos atrapa con una historia llena de misterio e intriga que atrapa de
principio a fin, protagonizada por Louis, Nick, Johan, Travis y Harry todos
retirados de sus empleos para el servicio secreto de sus países y ahora rondan
los 60 años, reuniéndose en Nueva York como cada año, y cuando el más vivaracho
de los cinco, Louis, quiere festejar a altas horas de la noche llegando a un
bar donde conoce a una chica que solo con la mirada logra seducirlo, y como si
fuese adolecente Louis decide seguirla hasta una fiesta privada en una isla
donde al parecer lo ilegal es el principal atractivo, al seguir a esta chica se
da cuenta que la situación de ésta no es muy buena que digamos y cuando dan por
terminada la fiesta la chica desaparece creyendo que es secuestrada,
necesitando la ayuda de sus amigos que no de muy buena gana lo hacen se dan
cuenta que la vida de esta chica y el misterio que la envuelve y el siniestro enigma
que perseguirá a los 5 amigos.
Me gustó mucho la propuesta del autor, ya que no soy mucho
de leer historias de misterio, y el hecho de disfrutar un libro así me dejo con
muy buen sabor de boca, porque la historia te atrapa de principio a fin, sin
duda cada personaje que va apareciendo en el libro no está solo por aparecer si
no que tiene un propósito ya sea para bien o para mal y más aun con nuestros
protagonistas que les vas tomando un cariño no necesariamente romántico, pero sí
el suficiente para que cada vez que la historia da un giro sientas que tal
personaje no debía sufrir esto o aquello.
Un dato importante del libro es que tiene mucha
investigación y datos verídicos de la historia, que a veces puede darte un poco
de dolor de cabeza por tanta información que te arroja en unos capítulos, algo
raro que me sucedió al principio era que lo leía tranquilamente y me atrapaba
de tal manera que no quería ni bajarme del metro de tan interesante que estaba,
pero cuando nuevamente lo agarraba sentía que algo no me dejaba leerlo, de
hecho había momentos en los que me obligaba a leerlo y cuando llevaba más de 10
páginas me arrepentía de no haberlo agarrado esos 10 minutos en los que tenía
la lucha interna de indecisión por leerlo o no leerlo (pero eso es un dato que
me ocurrió a mí al leerlo no necesariamente te puede pasar a ti).